
Culpable de asesinato, aunque ese cabrón se lo mereciera, ese dato no quedaría bien en mi currículum. Hoy en día se confunde al Superhéroe con el Villano. Tal y como pintaban las cosas, para qué narices quería un trabajo. Desahuciada de la sociedad, esclava de la perversa casualidad. Mi cuerpo se envenenaba de pánico, no confiaba en la justicia. No debía ser condenada por matar, debía ser condenada por imbécil y amar a quien no lo merece. No podía estar muerto, sólo fueron unas gotitas de arsénico. Adelanto acontecimientos, igual no ha muerto por el brebaje, él aguantaría eso y más. Fue el corazón, sí, un infarto al ver las fotografías de carácter x que ahora duermen sobre la acera. El Señor Agente no dejaba de mirarme, no recuerdo si leyó mis derechos.
Hubo un tiempo en el que nos quisimos, es difícil darse cuenta de dónde está el límite.
No sé si me cegó más el sol al salir o las luces azules de la autoridad, sí sé que se nubló mi mente. Simulé el tropiezo por rotura de tacón y salté sobre la moto, por una maldita vez acerté con la llave. Él cayó sobre la maleta al intentar darme el alto. Aceleré y ese barrio de mala suerte, crujió. Nunca antes me había sentido tan
viva.
3 comentarios:
A veces la desesperación nos libera.
Un beso.
..como la cancion ...cuando menos te lo esperas , va el diablo y se pone de tu parte
Besos
que frases más bonitas decís, me entra un gusanillo alegre en el estómago
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