domingo, 17 de junio de 2007

EL PRECIO QUE HAY QUE PAGAR

Ninguno de los coches paró para auxiliarnos, aunque solo hubiera sido por el morbo de la curiosidad, no se implicaron. Del árbol con el que chocamos imaginé cien pájaros mojados, asustados volando, me desperté del impacto y Fran no estaba en su asiento. Intenté abrir la puerta, pero estaba atascada, viendo que no me dolía nada, me arrastré por el coche ladeado, pasé sobre la caja de marchas y su asiento, para salir por su puerta que estaba abierta. Y ahí se encontraba, bajo el árbol, desorientado y comiendo almendras, entre humo que desprendía el capó.

- ¿Estás bien? .- le pregunté arrodillándome ante él, atrapando su barbilla, intentado hacer que me mirara a los ojos.
- Sí
- Mírame Fran. Eres tonto, no sabes el susto que tengo.
- ¿Quién eres?
- Vámonos de aquí .- le extendí mi mano para que se levantara.

Guardé en la mochila la pistola. Y eché un vistazo al maletero, del golpe se había abierto. Un arsenal de explosivos, municiones y un fusil. Eso no podía estar sucediendo..

- Esto tiene muy mala pinta, vámonos....¿Dónde está el dinero?
- ¿Qué dinero?
- Maldita sea...

No tenía tiempo para desconfiar de su amnesia. Ese lugar podía explotar con sus nidos y almendras en cualquier momento. Busqué en la guantera, le registré bajo la sábana, en los calcetines, revisé la arena y raíces del árbol por si había señales de excavación. Vuelta al coche en la parte de asientos de atrás y cuando vi que salía más humo y se prendió una primera llama, busqué bajo su asiento. Hice mi brazo más largo y mis dedos tocaron el monedero. Tras el cristal resquebrajado, el fuego parecía de broma, la segunda llama ya parecía más real. Le cogí la mano, parecía una muñeco. Tiré de él. Corrimos hasta la carretera, extasiados, el aire que nos faltaba se apoderó de él el fuego y la metralla. Y saltó el mundo por los aires. Caímos sobre el asfalto.
Ser completamente libres tiene su precio. Es la frase de presentación de Lucy, la mujer que nos invitó a viajar con ella. Tuvimos suerte, porque paró y porque su dirección era el mar.

8 comentarios:

JuanMa dijo...

Y el precio es muy alto.

Pero, en mi opinión, compensa pagarlo.

Besos totalmente libres.

Isabel dijo...

Siguen explotando tus magníficas ideas, convertidas en palabras, por este extraño mundo sumergido de surrealistas historias.
Sin embargo aún no encontré un sello de calidad como el tuyo,amiga...
Me alegra que sigas en pie de guerra literaria... ;-)
La próxima vez vendré con más ofrendas silábicas. :-)
Besotes.

George Hazard dijo...

¡Ah! Que esto sigue. Voy a tener que leerlo desde el principio, se ve interesante.
Besos!

El búho rojo dijo...

...

¿te gusta conducir???

...

Paços de Audiência dijo...

Y la sábana. ¿Qué pasó con ella?.

ALOMA69 dijo...

Estremecedor relato. Las mejores cosas de esta vida siempre tienen un precio muy alto.

THELMA & LOUISE es uno de mis referentes totales.


Besos!!!

Anónimo dijo...

CSRCE: la lleva..la lleva..está hecha un asco ya,, pero ahí sigue...sobreviviendo..como los protagonistas de nuestra historia

Gracias a todos por vuestras visitas

nancicomansi dijo...

Me gustó lo de los nidos y los almendros...una nota "natural" y de color en esta "negra" película...