EMBARQUE

Camiseta blanca de tirantes a rayas rojas al frente. Se colocó la última, arrastrando una bolsa militar. Las cabezas de las trece personas que en la fila legionaria esperaban embarcar, se giraron para mirar la seguridad de sus posturas. Pensé que era española, es más, del Club Atlético de Madrid. Dio una fuerte patada a la máquina de bebidas y al agacharse, dejó su imponente culo vaquero como horizonte del mundo. Recogió una coca cola, en su musculada espalda de fondo azul, se podían contar 50 estrellas.

- ¿Eres la última? .- me preguntó en un acento inglés de película, mascando chicle y abriendo el líquido, dejando un sonido refrescante en el ambiente.

- No, eres tú. .- le contesté.

Nos reímos y la fila se movió. Adelantamos unos pasos, su pierna pateó la bolsa para acercarla al mostrador.

- Voy a Córcega para casarme .- me confesó de repente. Sorbió burbujas negras e hizo un movimiento de cabeza dejando caer sobre los hombros su deslumbrante pelo rubio. ... Se acabó mi libertad, pero lo hago con gusto.-, suspiró.

- Enhorabuena ..

Estaba nerviosa, la siguiente para pasar al barco, era yo.

- Gracias, seré igual de fiel a mi marido, que a mi bandera .- y me abrazó muy fuerte, como si fuéramos amigas en el instituto, así estuvimos un rato.

Comprobar, sellar, pasar. Respiré cuando me senté en mi asiento. A ella, la vi subir a cubierta. Me mareaba, cuarenta minutos quedaban. Rodeados, en azul.

El altavoz anunció la llegada, subimos para desembarcar. Un hombre de gafas oscuras se acercó a mí y con su voz ronca, enseñándome una placa policial me invitó a que le acompañara.Me bajó la tensión, pero intenté mantener la calma. Registraron todas mis pertenencias y todo mi cuerpo, en una habitación. De mi bolso sacaron un pequeño paquete. No era mio pero pusieron cara de no creerme.