CANICAS

Desde el acantilado, las dos nos tiramos con el mejor de nuestros picados al azul. Fran con un efecto bomba, tapándose la nariz. Y Nadamos, nadamos como si nunca antes hubiéramos conocido el mar, solo soñado o con esa sensación de cuando regresas a casa, después de una década. Con un solo brazo, escuchando gaviotas, sorteando olas. Bocas de sal. Y buceamos, buceamos alrededor de él, tirando de sus pies en una nerviosa aguadilla. Se enfadó. Desde la roca hacia aspavientos, avisando que ya se vengaría de nosotras y desapareció.

- Vamos a pescar la cena .- dijo Lucy
- Jaja, estás loca, eso es dificilísimo. Podemos ir a darnos un festín a algún restaurante de lujo, con vistas a la brisa y un buen vino, es un capricho .- propuse.
- ¿Con estas pintas?
- Sígueme ...

Atardecía y por la escalerilla de un barco, subimos. Una vez a bordo, directamente nos colamos en el camarote, una cama circular de agua como si aún no fuera suficiente, rodeada de la mayor opulencia. Dejamos nuestras huellas líquidas por un suelo de suave madera brillante y nuestras risas por paredes de hojalata. Abrimos el armario y no sabíamos que vestido elegir, así nos los probamos todos. Guardamos un traje para Fran.

- Mírame ..- dijo Lucy
- ¿Qué te parece? tú estás guapísima, vámonos de aquí antes de que venga alguien. .- sonreí.

Tenía una mirada extraña, no sé qué estaría realmente pensando en ese momento. Me cogió de la cintura y me besó.